El ejemplo (5 años)

-Abuela Teté, Cami me manda como los papás mandan a los niños.
-Y tú la mandas a ella?
- No, yo le doy el ejemplo...

Inteligencia (5 años)

-Mamá: ¿te enseño una posición para ser más inteligente?
-A ver, enséñame.
-Pon esta mano asi, y la otra aca... listo.
Dos o tres minutos despues, ya olvidado el tema, pregunta:
-Mamá: ¿Sabías que en los cenotes hay murciélagos?
- Sí, mi amor, ya lo sabía.
-Viste, te dije que te iba a hacer más inteligente...

Prehistoria (5 años)

-Mamá, los papás de los papás: ¿Qué son?
-Los abuelos...
-¿Y los papás de los abuelos?
-Los bisabuelos... luego los tatarabuelos, los tataratataraabuelos, y así...
- Ahhh, ¿y yo tengo tatarasaurios abuelos?

El jefe pierde (5 años)

- Mamá, otra vez me duele la panza!!!
- Comiste demasiado, Matu...
-No, es que mi estómago otra vez está peleando, pero ahora contra el dolor.
- Y quién va ganado?
- El dolorrrrr!!!

Mi estómago, mi jefe (5 años)

-Mamá, me duele la panza.
-No será que tienes hambre?
-No, es que mis costillas se están peleando con mi estómago...
-¿...?
-Mi estómago es el jefe de mi cuerpo y las costillas son las únicas que desobedecen... entonces mi estómago está peleando con las costillas y por eso me duele...
-...

Matías el cortés (2 años)

La conversacion anterior con Cami, me recordó una vez, cuando Matu tenía unos dos años y tres meses, yo estaba embaraza y contratamos una nueva nana. Cuando llega a la casa, intenta caerle bien a Matias y sostienen la siguiente plática.
-Hola, me llamo fulanita, como te llamas?
-Matías - responde visiblemente disgustado.
-Hola Matías, cómo estás?
-Bien.
-Quieres que dibujemos?
-No.
-Jugamos escondidas?
-No.
-Vamos al parque?
-No.
-Jugamos con tus coches?
-No.
-Bueno, si no quieres hacer nada... entonces me voy...
Matías por fin sonrió y dijo: Te abro la puerta?

Cariño (Cami - 2 años)

-Cami, dame un beso.
-No.
-Qué, ya no me quieres?
-No.
-Bueno, entonces me voy...
-Ok... Bye.

Castigo (4 años)

Mamá, si me porto mal, Dios me va a dar una nalgada. Pero no nalgada de mano, nalgada de viento... es que no lo dejan bajar.

El Cura de mi pueblo

Sin duda, cuando escucho a Pescetti con mis hijos, lo disfruto mas yo que ellos.

Para escucharlo: Aquí

El cura de mi pueblo

(Letra y Música: Luis Pescetti)

El cura de mi pueblo tenía un árbol
frente a la puerta de su iglesia.
Su árbol daba muchas piñas
que eran blandas y oscuras.
A la hora de la siesta
medíamos nuestros pies.

Armábamos bandos para la guerra,
juntábamos municiones,
así limpiábamos el frente
y la vereda de su iglesia.
La batalla un poco intensa, es verdad,
luego dejaba todo igual.

En lo mejor de la pelea,
él salía hecho una furia.
Nos hacía formar una fila y no sonaba
que venía a salvar nuestras almas.
Así entrábamos
a catecismo
a oír la palabra de Cristo.

Algo ocurría con el sermón
no se oía igual en su boca.
Era como la tabla del nueve,
para aprender de memoria.
Cielo por cielo, santo.
Santo por santo, gloria.
El cura de mi pueblo tenía un árbol
frente a la puerta de su iglesia.

Además tenía una larga caña
y pegaba en la cabeza
si alguno se movía o portaba mal,
tuve el honor de conocerla.
A mí una vez me pegó porque dije
mal una respuesta
que debe haber sido más importante
y valiosa que mi cabeza.

Que viva el árbol de húmedas piñas
de la puerta de la iglesia.
Que viva el árbol de largas batallas
que nunca nos lastimó.

¿Qué les daremos a niños chiquitos?
¿Qué les daremos que no haga mal?

Mamá, escupí los huesos!!!! (4 años)

Mamá, te acuerdas de esa vez que tosí muy fuerte y escupí el esqueleto?
No, mi amor, cuando fue eso?
La otra vez, que tenia tos, escupí el esqueleto y quedé todo aplastado. Y me llevaron al doctor de los peces∗, y no me pudo curar, entonces... me llevaron al hospital y ahi me arreglaron.
Te arreglaron? Cómo?
Si, me metieron los huesos otra vez por la boca y ya me curé.
Ay, Matías, qué imaginación tienes!
Si, ya se... Pero te acuerdas o no te acuerdas?

∗El doctor de los peces es un pediatra debidamente certificado, que tiene una pecera en la sala de espera.

Matías, el sabio (4 años)

A raíz de una actividad escolar de Matías, tuvimos él y yo, una plática sobre la ira. Me contó que él había entrado en un túnel y había dejado la ira en él. Y luego me dio una gran lección.
Mamá, me dijo desde el asiento trasero del coche, se vale tener enojo... lo que no se vale es tener ira.
¿Por qué si a un niño de 4 años le es tan fácil expresar tal verdad, a nosotros los adultos nos cuesta tanto entenderla?